sábado, 17 de marzo de 2018

UNA ARAÑITA CAMINABA


UNA ARAÑITA CAMINABA
con su rebozo de seda,
buscando el lugar idóneo
para tejer su telaraña.
Su boca arrugadita
y su espalda jorobadita.

Iba y venía,
un vaivén.
Cargaba una alegría.

Encontró un lugar en el rincón más tenue.
Primero acomodó sus sentimientos,
pensó luego, que ya estaba viejita,
lloró acicaladamente.

Filosofó la arañita:
“soy vieja y jorobadita,
no tengo quien me quiera
y desde hace buen,
no atrapo una mosquita”.

Desenvolvió maletas,
empezó a tejer su telaraña.
Alistando su ropa de dormir,
acomodando su cama.

Después de un ratito,
la arañita se envolvió,
de los arrugados recuerdos
y ese día no comió.

¡Pobre arañita!
Nunca supo que no era su cama su telaraña,
era su tumba morada.
Esa viejita,
murió solita.

Misael García Consuegra.

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