jueves, 20 de abril de 2017

DRÁCULA Y SU AMADA


El Castillo está en penumbra,
se oye un eco sepulcral,
es latente aquí el mal,
al fondo abierta una tumba.
Y arrodillado ante ella,
un hombre de negra capa,
con un sombrero se tapa,
y mira a su esposa bella.
El ataúd está abierto,
y en él se puede apreciar,
una cara angelical,
con sus dientes al descubierto.
Largos colmillos muy blancos,
en un femenino rostro,
son los rasgos de un monstruo,
empalidecido espanto.
Suave, muy suavemente,
del ataúd va saliendo,
la mano de aquel cogiendo,
del más allá era un ente.
Y la llevó caminando,
por sus jardines de rosas,
era un dulce con su esposa,
y en lo oscuro se están amando.
En un muro con grilletes,
tienen a una jovencita,
cuerpo y cara muy bonita,
rosaditos los cachetes.
La bajan de ahí por fin,
clavándole los colmillos,
solo el ruido de los grillos,
se oye en ese festín.
Después de esa acción malvada,
recuerdos de ella quedaron,
hasta el final se saciaron,
por lo demás no quedó nada.
Mucha sangre en esa rumba,
y al ataúd ya regresan,
con ternura a ella besa,
luego se van a sus tumbas.
Tendrán ratos adelante,
para venirla a buscar,
y con ella disfrutar,
de sus víctimas sangrantes.
Y cuando empieza a salir,
el astro rey por el oriente,
en el aire ya se siente,
que Drácula se fue a dormir.
Duerme Drácula
y sueña con tu amada.

Juan Dar -Colombia-

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