martes, 31 de marzo de 2015

LA SAETA


Voy a ir en busca de tu verdad.
No has de temer más.
Acabose tu mundanal labor,
que el Hijo de Dios bajó
y su vida dio por vos.

Ya explosiones de sentimientos
bordan con desgarros su paso.
Viento de notas de amor,
emoción contenida;
fervor que despierta el alma,
con la incipiente primavera.

Pasión y cante.
Estremecedoras letras
a su Cristo… a su Virgen,
de dentro de las entrañas.
¡Ven…! ¡Sígueme!

Ya la memoria se aviva.
Ya lo llevan descalzo
a ese calvario de rocas hirientes.
En silencio recoge las notas cálidas
que le llegan del tiempo.
Simbiosis de puro amor:
La saeta y su voz.

Esa Virgen Dolorosa
despierta sentimientos dormidos.
¡Es a su niño al que matan!
¡Dejarse morir por amor!
¡Sangre que nunca se quedará quieta!

Saetas emotivas que apuñalan el alma,
empujando el madero pesado
con sus desgranadoras voces.
Toca la trompeta, el tambor retumba,
parecieran querer romper
todo el sufrir de los sufrimientos.

¡Silencio! ¡Ya caen los cascajos!
El cielo se viste de luto.
Tres cruces yacen clavadas
dando entrada a las almas.
Se oye un grito, luego un llanto…
Luego… la Saeta llorando.

Ana Maria Lorenzo

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