domingo, 18 de marzo de 2012

TRISTEZA

Cuando la luna platee mis sienes,
recordaré las caricias bajo la sombra del paraguas.
Una mirada entre el gentío,
una sonrisa por aquella vez que te acompañé de compras,
las dudas de si llegaré a tiempo al atardecer,
o como contabilizaba los centímetros de tu falda
mientras todos miraban tus piernas.

Recuerdos,
promesas,
el miedo a discutir de amor,
tu espontaneidad como un rayo de sol en la mañana,
la inercia de los días que se van,
la confianza de los gestos marchitos.

Volver,
alquilar los caminos trillados,
vocear que viví colmado pulmón,
e increpar al viento mi infortunio,
los pellizcos de mi desdicha.

La inconstancia de los pasos
en la nieve azul
al albur
de la canción más triste,
camino con los versos de la rabia
derramados.

Los dedos yertos
dibujando la nostalgia en la arena,
diluida nostalgia.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ-Mérida-

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