Tan fuerte fue tu amor, sin más historia,
que se subió como un vino a mi cabeza,
destrozando mi débil fortaleza,
en la antigua tristeza de mi noria...
Fue destello de luz, timbre de gloria,
flechazo al corazón con tal destreza,
que derrumbó de plano mi entereza,
dejándome tu nombre en mi memoria...
Y así Pilar, prendido en mi conciencia,
tu desdén bebido hasta las heces,
sentí la angustia amarga de perderte...
Y obnubilada, perdida, mi existencia,
dos veces te negué, sólo dos veces,
aunque volví mi amor, sólo con verte...
Sólo con verte, renació mi vida,
aunque al final tu amor fue mi condena,
loco, preso y hundido en esta pena,
no encontré de momento la salida...
Era inclinada y amarga la subida,
hacia tu lar amor, dulce cadena,
que me atrapó cual invisible arena,
en una larga y triste despedida...
Lloré por ti, ausente de tus ojos,
quise volver, sabiendo mi fracaso,
sintiendo mi esperanza dolorida...
Tú dijiste que sí, tus labios rojos,
me besaron de nuevo en el ocaso,
perdida la partida de la vida...
ALFREDO MACÍAS MACÍAS-Huelva-
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