viernes, 16 de marzo de 2012

LA LIGA DE LOS ADENOSINTRIFOSFATISTAS

Este Sant Jordi aproveché, como cada año, para perderme por las paradas de las Ramblas y las librerías del Raval o el Gótico, escoger entre las columnas de libros y regalarme alguno de ellos. En esta ocasión fueron dos los títulos escogidos: “Sobre lo verdadero, lo bello y el bien”, de Jean-Pierre Changeux, y “La Liga de los Adenosintrifosfatistas”, escrito por Charles Harrison. El primero, un ensayo-filosófico de neurociencia; el segundo, sobre el que hablaré en este artículo, un raro análisis y crítica social de un mundo distópico.
La primera extrañeza que produce la lectura de “La Liga de los Adenosintrifosfatistas” es su año de edición. Según los datos de la editorial barcelonesa Blackie Books, esta edición del 2011 es la primera en español, realizada en base a la versión original, publicada en 1989 en el Reino Unido. Sin embargo, el ensayo se desarrolla en todo momento como si hubiese sido escrito en el contexto de una Inglaterra decimonónica, con características tecnológicas contemporáneas, o incluso futuristas. La desubicación temporal no es la única inquietante característica del ensayo, también el modelo social que analiza: una sociedad en plena industrialización, lucha de clases y reivindicaciones obreras; donde el uso de aparatos eléctricos apenas ha repercutido y, en cambio, la clásica maquinaria a vapor ha evolucionado de manera exponencial. El libro se convierte así en una suerte de novela steampunk encubierta; en cualquier caso, en ningún momento se desvela la ficción, y el autor desarrolla su escritura, hasta la última página, fiel a su metodología realista [paralela, tal vez paródica, a la utilizada por Marx en “El Capital”].
La reivindicación principal de Charles Harrison es la del uso de una máquina recién inventada: un reloj de pulsera que, en lugar de contabilizar el paso del tiempo, lleva cuenta del gasto de la molécula de ATP por parte de su portador. Cabe aclarar que dicha molécula es la principal moneda energética de las células humanas. Cuando realizamos esfuerzos, o trabajos, consumimos ATP [o Adenosín-trifosfato]. La propuesta de Harrison consiste en asignar una cantidad de dinero por cada ATP gastado en la jornada laboral, independientemente del tipo de oficio realizado. Así, los sueldos se desvincularían de los estamentos sociales o puestos elitistas. Alcanzando, según la visión de Charles Harrison, la absoluta igualdad social.

Colectivo juan de madre –seud.- (España)
Publicado en la revista digital Minatura 116

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