domingo, 11 de marzo de 2012

ELLA Y SU SONRISA

Cuando reía parecía como si el sol desapareciera
en el horizonte creando el romanticismo que la
noche encierra.
Su pelo eran jardines del paraíso, sus lágrimas
como riachuelos de agua cristalina fluyendo de
las más altas cumbres.
Sus ojos como dos antorchas de la que emanan luz
divina.
Toda ella era dulzura, como hojaldres llenos de miel
silvestre, y yo descansaba recostando mi cabeza sobre
su vientre.
Ella me alimentaba con trocitos de frutas mezclados con
ternura de madre.
Sus caricias hacían que mis temores huyeran como diablos
aterrados ante la presencia de Ángeles celestiales.
Y todo era amor...

ALEJANDRO AINCIBURO-Chiclana-

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