martes, 6 de marzo de 2012

DIAGONAL

La Luna miró perpleja
miró perpleja a Granada.
La madrugada calzaba
luces plomizas
de miedo.
Las horas eran escaleras
terriblemente empinadas
de bajada solamente.
Los gallos
con sus plumas escarchadas
eran presos del terror
pero el silencio cantaba.
Del último tiro el eco
hizo temblar a Granada.
La Luna, rota de espanto,
se escondió entre nubes malvas.

JOSÉ LUIS MARISCAL-Horcajo de Santiago-

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