martes, 20 de marzo de 2012

BORRACHO

Cientos de botellas de J.B.,
me avalan como surcos de mis hazañas
y son el currículo vitae etílico
de mi amarillo
higadillo.

Recuerdo
aquella vez cuando me bebí
de una sentada,
hasta el agua de las macetas
sin pérdida de conocimiento,
una tarde de invierno en el bar de los viernes.
O cuando me alicaté como un ziquitraque verde
y me salieron hasta escamas
de tanto tiempo como estuve en el líquido elemento.

Recuerdo que fui moldeado camarero a camarero
que leían la sed de mis venas y
perpetraban auténticos cubaticidios
con mi cuerpo
y con mi alma.

Si me hubieran rociado con un mechero encendido
habría estado tres días ardiendo.

¿ Borracho yo porque quise beberme un paragüero lleno de Cardhu?

Y es que me convertí en el procesionario
de las tascas y los tugurios,
en el acérrimo beodo,
en el más borracho de la vida.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ-Mérida-

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