El reptil tenía ojos de mujer,
la mirada de crótalo, con más veneno
del necesario en su propia sangre;
si por descuido se hubiese mordido la lengua,
se envenena y se suicida ella sola.
Vive contra la mujer
en los espejos vicelados del mundo;
cuando se refleja, se niega y se desprecia,
no queriendo reconocer que es ella misma.
Su lengua viperina, enrosca
masculinas formas asesinas...
en adormecidas voluntades,
vigila como una espía arrastrándose
tras del árbol del bien y del mal.
Espía a otras hembras, posibles competidoras,
hasta conseguir alejarlas..
de sus incautos adanes devaluados;
y presas fáciles para su inagotable maldad.
Que los pobres caen en sus trampas
tejidas con hilos de infinita maldad;
caen como inocentes e indefensos
pajarillos, que en sus garras de tigresa
son atrozmente destrozados y devaluados...
Repasa audaz mente sus redes,
hasta que con su instinto de fiera
deja los casaderos totalmente esquilmados...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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