miércoles, 23 de mayo de 2018

LA LINDA, ESPLÉNDIDA LUNA


Ahhh, la linda, espléndida luna,
como está en su cuarto creciente,
está como de diligencia alguna
de amores envolvente...
como de amores me acosa,
anoche me encontraba en Capacho...
anoche cuenta se daba
y solo, sin compañía me miraba
y atrevida, como fisgona,
como al acecho, me espiaba
y yo entonces, alelado, embelesado y extasiado,
a ella, tan hermosa y resplandeciente,
también la miraba y solo la admiraba,
pues, con su galán lucero a su vera y lado,
ido trovador, versos de dulces mieles
y mientras tanto... le cantaba,
yo observaba a través de las densas brumas
que parecían un río de blancas espumas,
como del alma las alas y sus plumas,
que sobre las montañas, su caudal volando pasaba,
ah, ella, como fisgona, como al acecho,
ora escondida entre la maleza y la breña,
ora desde las rocas desnudas,
detrás de la alta peña,
como al atisbo de mi seña,
para bajar hasta mi lado
y obsequiarme de su compañía,
en las puntas de sus cachos,
encantadoras guirnaldas adornaban
y en sus labios, provocadora y sensual,
sospechosa sonrisa exhibía...
y, hoy apenas comienza la noche
y ya está en la ventana oriental de mi casa,
debe haber seguido
mis pasos hasta mi morada...
¡ay!, pobre de ella,
yo ya, tan comprometido
y en los brazos de mi amada
y ella más tonta,
esperando a que yo salga
a la ventana, a la puerta o a la terraza,
¡y tan ilusionada!.

Angel Ignacio Chacón Aquino

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