jueves, 24 de mayo de 2018

EL HOTEL DEL POEMA


Busco un claro aliento entre las esquinas
de un rugoso folio en blanco a la espera,
de algo certero que marque el momento
de la suave inspiración que no llega,
los versos perdidos en las retinas
quedan huidos en un sordo lamento,

cada lágrima en tinta imaginaria
escribe y suscribe solo un impulso
relatado en las palabras del alma
que susurran a un corazón convulso
poemas de rejas y carcelaria,
de esas noches que comienzan al alba,

en el lento latir de la inconsciencia
voy buscando entre silencios, un verbo
diseminado al fluir en oscuridad,
y camino en el fango del recuerdo
donde ya nada habita en la inocencia,
y el viejo cóndor pierde su libertad.

Hay un hotel en el alma del poema,
donde se hospedan versos y lamentos,
en moradas de paredes oscuras,
una ventana a la luna y a los vientos,
cede al sonido sordo de un fonema,
que atrapa entre llaves y cerraduras,

entre lágrimas, silencios y lunas
se esparce el polvo mudo del olvido
entre los espacios blancos del folio,
formando como ramas del olivo,
versos en las orillas de las lagunas
de una memoria rota en el hastío,

como ese veneno que invade el cuerpo
al calor del incesante náufrago,
las rimas se desprenden como estrellas
hacia la pluma ajada por impago,
de algunas palabras de un amor muerto,
donde el poema halla estrofas más bellas.

Y amanece en la poesía,
un beso de despedida.

Angel L. Alonso

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