sábado, 12 de mayo de 2018

BESOS DE TULIPÁN


Llegado el otoño tomó los bulbos,
hundió las manos en la tierra
y acariciándolos, los tomó
uno por uno y los plantó.

Vio cómo los árboles bailaban
con el viento, mientras cambiaban
su follaje... Él se lanzó a caminar
por las calles sin itinerario, ni equipaje.

Los dejo allí, como niños dormidos
y cada noche les cantaba esas coplas
de amor, sintiendo como le vibraba
el corazón.

Llegó el crudo invierno y contemplo
a los árboles desnudos temblando
y se preguntaba hasta cuando,
los tulipanes serán flor.

Sintiendo ese frío de ausencia,
que cala hasta el alma,
en esa espera que desespera,
aprendió de la paciencia con que
espera un tulipán.

Él, desarrolló un ritual, una manía
y a Dios le pedía, el poder contemplar
de nuevo aquella bella flor,
la flor de un amor sufrido,
que por lo mismo es un amor redimido.

Un día por fin la primavera llegó,
renovando la promesa de la vida,
reafirmando la promesa del amor.

Son los tulipanes suspiros de su alma,
al sembrarlos los tocó con el alma,
la luna es testigo del amor
que en ellos derramó...

Y cuando les da el sol, ellos abren
sus labios esperando ese beso de flor,
ese beso que invoca al primer amor,
ese beso que provoca algo que
va más allá de ese pasión,
pues es el beso por el que implora
el corazón.

Oxwell L’bu

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