sábado, 17 de marzo de 2018

TAN PREDESTINADA GRANDEZA.


Al expresar mi vida en versos
dirán: mi juventud de ensueños,
y el desfloramiento de los momentos vividos,
de el manto azul nocturno de la bohemia
que suaviza la noche de dulzura,
con la esperanza olorosa a flores frescas.

De ir a tientas hacia lo desconocido,
a través de la lluvia, de la nieve,
o sobre las brumosas olas,
errante entre las tristezas
y la simpleza sostenida en la rápida vida,
donde el corazón siente por el corazón.

Vida celestial bajo el arco iris
que en silencio anuncia
que una seca hoja
ha perdido su mejores días,
que las estrellas luminosas
llenan la anchurosa noche
y que el tiempo pasa sin final
fraguando el amor a copas llenas.

Sentir como el alma
explora el vacío espacio
sobre innumerables océanos,
meditando y aventurándose,
mientras envuelta en brumas
espera que nazca una nueva aurora.

Permanecer siempre escuchando los pasos
de la llegada del esplendoroso amanecer
cargado con los bellos colores de las flores,
que la fresca brisa de la mañana
exhala tan apacible, mientras el alma
lucha a tan predestinada grandeza.

Sin dejar nunca de soñar
en silencio valora la belleza de las cosa simples
disfrutando de los sueños
porque la vida es desierto y oasis
que colma el alma y el cuerpo
de maravillosa pasión.

Alberto Camargo (Colombia).

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