lunes, 19 de marzo de 2018

AMADA MÍA, NADA, NI NADIE… ¡NOS PODRÁ SEPARAR!


Promesas del tiempo, agobios sin descanso.
Aire plástico, negro. Acosan las deudas a bancos.
Mariposas exiliadas, no regresan ni llaman los críos.
Escases de panes y peces, duele el cuerpo y el alma.

Bazar de idiotas comprando necesidades… innecesarias.
La educación una amenaza, analfabetas muy baratos.
Se esfuman pensiones, la muerte jubilando a los obreros.
¡no piense! es mejor el licor y las risas de un circo.

Desfila la historia sin futuro alguno, siempre lo mismo.
Estudian con hambre en viejos butacos... indiferentes, todos.
El virus mortal se hace fascinante, mejor acomodarse.
El poder sin saber… apariencia, para solo joder.

Colapsan neuronas, ofertan patentes de plagios,
Opinar, pensar, soñar… hoy son graves delitos.
Sonámbulos bailando tonadas tristes en tejados de papel.
Naufraga la ética… todo tiene su precio, funciona la corrupción.

El abrazo póstumo es insostenible, puñal sangrando la espalda.
La realidad fantástica de Macondo se agrieta, nada nos sorprende.
Aceleración continua de las ausencias de amor... gana el miedo.
¡El poder y el dinero...! ¡El único DIOS!

Aticemos con fuerza la luz y el calor del fogón,
Inyectemos luz y solo luz al amor del corazón.
La sombra de la oscuridad nos quiere atrapar.
¡amada mía! nada, ni nadie… nos podrá separar.

Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-


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