lunes, 19 de marzo de 2018

A LA NATURALEZA


Tú prolifero pino que naciste en un lecho de piedra,
que das refugio y alimento a las simpáticas ardillas,
sentenciado estás por el fuerte viento que pondrá
sin remisión tus raíces mirando a las estrellas.

Algunas de ellas en la escasa tierra han quedado,
luchan por llevar al árbol los escaso nutrientes,
pero sabe que sin remisión ya está sentenciado,
abatido se haya mientras languidece sus brotes.

No fue tu culpa de nacer en ese sitio que te plegó
solo unos metros te separaba de la fértil tierra,
así querido pino a ti te tocó el destino más amargo,
Son los hados, o es la mala fortuna que se emperra.

Tú amigo vegetal el azar te llevará al oasis o al páramo,
a la exuberancia que te da el parque de la gran ciudad,
o la fatalidad de habitar en el áspero campo yermo,
tú en tu indefensión no puedes evitar la iniquidad

Nuestra inequidad, la ignominia humana, dirás,
que prende fuego a los bosques, contamina el aire…
Que feliz sería la naturaleza sin el humano. Te preguntarás,
Aunque los vientos purificas para que el bien respire

Como depredadores deambulamos por la naturaleza
en nuestra ceguera pensamos que nada le afecta
en su hábitat pues, somos ese virus que el cuerpo rechaza,
por los siglos maldecidos seremos por nuestra conducta.

Antonio Parrado -Barcelona-

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