jueves, 18 de enero de 2018

SIN MIRARNOS


Caías como lluvia sobre mi pecho desnudo,
era almohada de piel palpitando bajo tu oído,
respirabas la tranquilidad de mi verso revivido,
suspirando ante mis caricias sin pretensiones
iba besando tu pelo cultivando tus sueños,
en tanto florecía la verdad sin miedo.

Dormida en el mar de mis deseos
tu mirada desbordaba silencios verdaderos,
tus labios húmedos destilaban mil palabras
con calladas sonrisas.
Hablamos tanto jugando con los dedos,
que las letras solo esperaban ser escritas.

No fue noche ni día fue amanecer,
regaba con luz de luna tus secretos,
podando lágrimas rescataba los frutos,
en la tranquilidad de tus abrazos nacían besos,
esos que no tocan pero quedan,
no queman pero marcan,
y suspendidos en el tiempo no cansan.

Incansables besos fueron,
cayendo inclementes regalando bondad,
desterraron el egoísmo plantando amor sincero,
fuimos nuestros en el paraíso de lo verdadero,
donde la piel queda vestida y quieta,
y el alma totalmente desnuda e inquieta,
el éxtasis del sublime placer, sin mirarnos.

Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-

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