martes, 30 de enero de 2018

EL VERDOR DEL AYER


Que triste es ver morir, el resplandor de la naturaleza. La humanidad en los seres
o el calor de nuestros patios.

Pena del mundo que dejamos, a nuestros pequeños críos. Donde no hay sentimientos
y los pocos, lo profanan. Donde un cuerpo es lo que vale y el corazón, ya ni arde.

¿Qué gritaran los pocos árboles? ¿Dónde llevaron a su vecino? El que traía de la mano y daba fresco y no frío.

Es que ya no hay nadie que cante. ¿Ni el ruiseñor nos encante? ¿Es en verdad, que se ha ido, lo que hace poco daba brillo?

Que ya ni el río nos llama. Ni interesa el mecer de las ramas.
Dime si un día de mañana, todo volverá como ayer...

Olvidaremos los fallos y montaremos a caballo. Para olvidar que se ha ido
aquel mundo colorido.

Que yo veía de niña, donde todos eramos familia. Y un pan nunca faltaba, todo era uno, en mis días.

¿Dime por qué madre mía? Dueña de todo universo. Dime si el verde de antes, no volveremos a verlo.

Luna dormida

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