jueves, 18 de enero de 2018

CORAZÓN


Liberado de mi propia ignorancia
sobre unas palabras embarradas
en lágrimas de cal viva,
¡tanto amor que la tenía!
y sufrí esa puñalada
en una carta de despedida.

¡Tonto!... ¿porqué andas llorando?
se burlan mis duendes preocupados
delante de una botella vacía
¡tanto amor que la tenía!
recorro la estancia mirando
con unas retinas sin vida.

¡Ay cazador!... que te han cazado
¡ay ladrón!... ¿si te han robado
en tu propio territorio
con la escusa de los locos
y sus ritmos desacompasados
latiendo delante de tus ojos?.

Ahora conoces tus pecados,
ahora, que te toca pagarlos,
dime... ¿si el amor que sentías
pensaste, que se clavaría
entre latidos tan apagados,
tan carentes de poesía?.

Dime, corazón, si te hago daño,
recuérdame lo que sentías
cuando tú, eras tan libre y pagano
y era yo quien te sufría.

Luis Maria Saiz Laso 

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