miércoles, 6 de diciembre de 2017

VACÍA LA MENTE


Vacía la mente de la banalidad mundana, de las cosas que te perturban y apresan tu cuerpo, de la envidia, el odio, la ira, que agitan tu pobre piel y la reducen a cenizas.
Arroja de ti la persecución a la que tú mismo te sometes cada día, el estrés, la gula, los deseos violentos, la falta de amor real, la confusión acérrima sobre tus deseos y necesidades.
Aligerate del equipaje pesado que muerde en la frente y en la conciencia, mas que la losa que te cubrirá cuando solo seas polvo.
Sal, sal de ahí, cuando consigas alejarte, hallarás todo lo divino, aquello que siempre has buscado y no ha podido entrar en ti porque estabas lleno y enfermo.
Cuando no busques nada, cuando realmente nada necesites más que a ti mismo, solo entonces, hallarás que eso que tanto sufrimiento te ha causado siempre, esa necesidad de gustar, de que los demás piensen que eres bueno, aunque no lo eres, esa grandilocuencia y esa palabrería inútil que gastas, para que crean que eres inteligente, esa búsqueda incesante de dinero, dinero, dinero, sexo, sexo, sexo, solo hace demostrar todo lo débil que eres, demostrar lo inseguro y enfermo que estás.
Todos tenemos demonios contra los que luchar, pero en soledad, por favor, no incluyamos a nadie en nuestras guerras internas y sobre todo, no hagamos creer a los demás que somos santos, cuando en realidad somos lo que somos...
Una vez vacía la mente de pasados y futuros, no será difícil salir de ella y volar; solo así, vaciandote de todo conocimiento, empezarás a entender que debes llenarte de ti mismo, pues eres un ser perfecto, solo que te rompes cada día al creer que sabes vivir en ese morir que llamas vida.

Carmen Azparren Caballero

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