viernes, 8 de diciembre de 2017

UNA POSTAL


Extraigo una postal de la cotidiana vida,
Me veo detenido con una mano sujeta al protector de un ventanal
Y la vista fija en la pequeña calle donde la gente pasa.

Un “adiós”, “que le vaya bien”, son frases adheridas a la cortesía social.
Aunado a eso, el pedorreo de los carros se escucha esporádicamente.

Un perro aventurero deja ver lo truhan de su vida. La flaqueza de su cuerpo se impone ante mi contemplación indolente.

Los niños juegan, corren y brincan sin importarles lo que será de su futuro.

El ambiente enrarecido por la amenaza de la lluvia, hace que algunos se alejen en bicicletas, que se contornean con la celeridad de sus pasos.

Después de un rato vuelvo a lo mío, es precisamente en esa calle que te di ramilletes de besos y reímos desparpajadamente.

Vi la flaqueza de tu presencia y lo aventurero de mis recuerdos.
Como aquel perro que fijó sus ojos moribundos hacia mí,
correspondiéndome con similar indolencia.

Misael García Consuegra 

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