domingo, 31 de diciembre de 2017

EL ÁRBOL DEL CAMINO


Porque le atraía el horizonte
sus compañeros le tildaban de soñador
aventurero e irresponsable.
"Quédate con nosotros… le decían…
"no seas loco, juntos somos más fuertes".
Pero el árbol no les escuchó.
Tomó el sendero que bajaba serpenteando la ladera
y se fue del bosque, para vivir junto al camino.

Allí ofrecía sombra a los vagabundos
y descanso a los peregrinos y caminantes.
A cambio escuchaba sus conversaciones
y así conocía del mundo.

Los viejos se citaban bajo su copa
a comentar lo rápido que pasa la vida
los jóvenes enamorados
acudían al atardecer a declararse su amor
y los niños trepando por sus ramas
jugaban a las películas bajo su mirada vigilante.

Un día, llegaron unos hombres sin rostro
con sierras mecánicas y talaron el bosque
para hacer pasta de papel y levantar edificios.

El árbol solitario lloró por sus hermanos
pero siguió junto al camino
contemplando, impasible
como la pequeña y adormecida aldea
crecía hasta convertirse en un bullicioso pueblo.

Fue por aquel entonces, cuando
las gentes redescubrieron su presencia.
Se había convertido en el centro
así que decidieron formar en torno a él
una plaza para reunirse en concejo
y celebrar las fiestas patronales de San José.

Y levantaron la nueva iglesia
y después el ayuntamiento
y más tarde la escuela
y el juzgado de paz
y el cuartelillo de los carabineros.

Y la tasca de Pepe se transformó en snack - bar
y el colmado de doña Vicenta, en supermercado
y la tienda de abarrotes del castellá en una ferretería
y Tonet el Fantasioso convirtió su establo en un cinematográfico
y la hija de don Froilán la botica en una moderna farmacia
y con la venida de los turistas
llegó el primer banco y una tienda de fotografía.

Y otros niños volvieron a trepar por sus ramas
y otros jóvenes enamorados a declararse su amor al atardecer
y otros jubilados, sentados bajo su sombra protectora
a comentar lo rápido que pasa la vida.

Hoy preside la plaza del pueblo
que tomó su nombre del árbol del camino.
Le llamaron Alfaz del Pino.

Alberto López

No hay comentarios:

Publicar un comentario