lunes, 13 de noviembre de 2017

QUE FELICES ANDÁBAMOS ENTRE LOS ALMENDROS Y LOS NARANJOS


-Usted sabe, mi buen señor-
qué alegría inmensa colgaba de la floresta;
cómo de muchacho ya andaba detrás de las ovejas,
cómo ahora está sentado en una piedra
con tu callao cuidando tus ovejas;
y como se te cae la baba mientras dialogas
con tu tierna nieta.

-Como han cambiado las cosas compadre-
ahora que ya eres pensionista y ya no vives
en el Charcón y lo de las ovejas es un hobbit
que no como antes que era por obligación;
¡Pero que alegres andábamos!
hasta el pan parece que sabía mejor...

¿Usted sabe como los machos retozaban?
-entre el jaramago y la florida aulaga-
y cómo en la noche cantaba el grillo y las luciérnagas
subían con su farol encendido a iluminar las veredas...

Antes cuando para el pobre sustento, sólo había
un guisote gastoreño, antes de amarrar los perfumes;
y que el sol en su reverso guardara el hambre:
¡Que alegres caminábamos!

-Pero antes con que poco disfrutabamos-
con un invierno generoso en agua, una buena primavera
y un verano que llenara los pajares y las trojes de grano:
¡Que alegres andábamos!

RAFAEL CHACÓN MARTEL

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