domingo, 12 de noviembre de 2017

ABEDULES


Hoy hace 21 años del fallecimiento de mi padre.
A mi padre le dedico este poema.

En los bosques gime el viento,
entre ramas de  abedules,
un sonido  de campanas,
van creando sus secas hojas
sobre un muy triste vientecillo,
jugueteando entre esos árboles,
que van cerrando este otoño
en estas tardes tan lánguidas,
deslizadas hasta el suelo,
junto a doradas hojas tejedoras
que tejen alfombras de viento,
entre ambarinas tardes de otoño
y noches cada vez más frías...
Para verse, dentro de unos días,
cubiertas de blancos copos de nieve.
Renovando esas alfombras
del bosque  silencioso y quieto.
Abedules en invierno...
Con ese blanco silencio
que va llegando del cielo
con su manto inmaculado
y sus ramas extendidas,
muy arriba, en lo más alto.
Como queriendo tocar el cielo,
recortándose en la nieve
muy juntos y muy unidos.
!Abedules, abedules!.
Árboles de bello nombre
y de bellísima primavera.
Silenciosos en invierno
y muy dorados en otoño.
!Os prometo!.!Y no miento!
Volveréis a renacer
un día de primavera.
!Y yo os estaré esperando!
!Como esperan los vivos,
el recuerdo de los muertos!
Que vivieron junto a ellos.
!Abedules, abedules!
Árboles fieles a la vida
de los bosques en primavera...
Y poblados de recuerdos
sobre cualquier día de invierno
entre silencios de nieve y frío.

MARÍA LUISA HERAS VAZQUEZ -Barcelona-

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