domingo, 29 de octubre de 2017

4321


Paul Auster presenta 4321, una historia de sí mismo con intriga e ingenio Novela de cerca de mil páginas, desafío y pulso, que ha supuesto al autor siete años de su vida literaria. Atrevida narración arbolada dentro del conjunto de su extensa obra.

El escritor estrella norteamericano Paul Auster tras siete años de silencio de creación novelística publica 4321. En una entrevista con motivo de la presentación en España de tan polémica novela, parece sentirse solo ante el peligro dado su propio desafío literario: “No estoy seguro de tener la fuerza necesaria para escribir otra novela” No dudo que 4321 lo haya podido dejar exhausto. Una aventura literaria similar a esta historia en la  que se palpa su presencia entre los personajes que por ella desfilan a través de los años de dichos intérpretes, caminando bajo el dictado de vivencias desde su nacimiento hasta el final de tan larga travesía narrativa.

Sin dejar de ser curioso que se plantee no escribir más ficción, pues anteriormente al acontecimiento de esta explosión literaria declaraba: “Cuando terminé Sunset Park estaba mentalmente agotado y decidí dejar pasar un tiempo antes de volver a escribir otra novela. Me volqué en dos libros autobiográficos: Diario de invierno e Informe del interior”.

La historia de los personajes de ficción en esas novecientas sesenta de páginas, para todo lector seguidor de Auster pueda aceptar como realidades salidas de sus propias vivencias. Circunstancias girando entre ellos y su principal protagonista Ferguson en cuatro interpretaciones de sí mismo: “Un personaje y nombre nacido de un juego de palabras sobre nombres. El colofón de un chiste sobre judíos de Polonia y Rusia que llegaban en barco a Estados Unidos” que lo hizo caer simpático a la aduana y así poder entrar en El Dorado, una obra que expone como razón natural judía la creación del nacimiento y andadura del árbol familiar en la nueva tierra prometida: América. Toda una propuesta narrativa radicalmente distinta a cuanto el escritor a cuanto hecho escrito anteriormente.

La novela rompe con todo lo anterior, el realismo cubre su escritura, las repeticiones propias del autor sobre su vida y forma en la permanencia de su apuesta  insobornable, en lo intelectual de quien le brinda un pulso a sus propios dobles, que protagonizan la historia desde su infancia hasta el fin de la lectura de la obra. Y el lector fiel se preguntará: ¿De verdad puede ser su última aventura literaria de ficción que cuenta su existencia realista? “Es la novela más realista que he escrito”, concede Paul Auster confirmando: “Se me ocurrió de repente, un día que estaba leyendo el periódico en el estudio: en lugar del viaje de una persona desde que nace hasta que se asoma a la edad adulta, contaría cuatro trayectorias distintas con variaciones sobre un trasfondo común”.

El deporte del fútbol americano fue toda una pasión en él desde niño. Fervor al que somete al lector, desde mi criterio, con una insistencia que puede cansar. Confieso que tras un ojeo me he ido saltando todos los partidos de fútbol que narra con prodigio de reportero apasionado. “La América de los cincuenta fue para mí una época feliz. Mi gran pasión fue siempre el deporte, aunque paralelamente desarrollé un interés desaforado por la lectura, cosa hasta cierto punto inexplicable, pues en mi casa no leía nadie”. La infancia del protagonista de 4321 -o de sus cuatro avatares- tiene mucho en común con la de Paul Auster. Archie Ferguson nace en Newark, Nueva Jersey en 1947, igual que su autor, sólo que un mes después que él, en el seno de una familia de descendientes de inmigrantes judíos centroeuropeos.

Nada de lo que nos cuenta en su novela 4321 es irreal, sus afanes literarios se le despiertan a los nueve años sin ningún freno. Los valores apenas nada, pero la pasión continuó y continúa en su vida. Luego llegaría la prosa. “Mis primeros cuentos los escribí cuando tenía 10 años. A los 12 le di uno muy largo al maestro y me pidió que lo leyera en voz alta delante de toda la clase”. Archie Ferguson nace en Newark, Nueva Jersey en 1947, igual que su autor, sólo que un mes después que él, en el seno de una familia de descendientes de inmigrantes judíos centroeuropeos.

Nada de lo que nos cuenta en su novela 4321 es irreal, sus afanes literarios se le despiertan a los nueve años sin ningún freno. Los valores apenas nada, pero la pasión continuó y continúa en su vida. Luego llegaría la prosa. “Mis primeros cuentos los escribí cuando tenía 10 años. A los 12 le di uno muy largo al maestro y me pidió que lo leyera en voz alta delante de toda la clase”.

Francisco Vélez Nieto
Publicado en MUNDIARIO.

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