viernes, 15 de septiembre de 2017

ASESINATOS EN LA CIUDAD MONUMENTAL


Las pequeñas callejuelas desembocaban en plazas donde se alzaban palacetes e iglesias. Se dejó llevar por estas calles buscando escapar del sofocante calor. De repente desde una casa alguien la agarró por el brazo. Quiso gritar pero una mano le tapó la boca.
Unas horas después a los pies de la estatua de San Pedro de Alcántara apareció el cuerpo de la chica. En su cuello y en el de la estatua un pañuelo azul.
Algunos turistas al ver el cuerpo se alejaron presurosos o no le prestaron atención pensando que era un borracho. A media mañana un cura al salir de la iglesia concatedral extrañado de la inmovilidad se acercó y vio que la chica estaba muerta. Llamó a la policía.
La víctima resultó ser una turista sueca que había llegado, a la ciudad, el día anterior. El cadáver presentaba síntomas de violación y al parecer había sido estrangulada. También presentaba varias heridas en la cara y en los brazos en forma de media luna. No había huellas en los pañuelos.
Los compañeros de viaje al recibir la noticia declararon que la última vez que la vieron fue a las once de la noche. Cuando todos se retiraron a descansar ella decidió dar un paseo por la ciudad monumental.
Preguntados los camareros de los restaurantes y bares de la ciudad monumental ninguno vio movimientos extraños ese día: turistas y algún que otro artista callejero. Lo de todos los días.
Nada en claro se sacó de los interrogatorios a los músicos. Todos presentaron coartada para aquella noche. Tendrían que verificarlas.
El alto calor no la dejaba dormir. Decidía dar una vuelta por el casco antiguo. La luna lucía hermosa. Cruzó el arco de Santa Ana. Dudó si ir a la derecha o a la izquierda. Fue hacia la derecha. Al doblar una esquina fue agarrada por el brazo y le cubrieron la cabeza con una capucha. No tuvo tiempo de gritar.
A la mañana siguiente un cadáver apareció en la plaza de San Jorge, con un pañuelo azul al cuello y otro sobre la estatua del santo.
Sin embargo al estudiar el cadáver en una de las manos encontraron una cuerda de guitarra.

JOSÉ LUIS RUBIO 

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