martes, 19 de septiembre de 2017

ALLÍ SEGUÍA EL CORAZÓN DE MI AMADA


Ayer bebí, quizás demasiado,
y mientras bebía fui desgranando mi vida
de aciertos y de fracasos;
confesé mis pecados de la niñez y lo que
conmigo abusaron: esos no eran míos, pero para que
el omnipotente pueda perdonarlos...

Mostré mis manos limpias y vacías,
que como casi nunca tienen nada, salvo el corazón
de mi amada...
Yo hace ya algún tiempo le arranqué el corazón
porque pensé que sería la única mujer
capaz de amar a un aprendiz de poeta loco como yo...

La besé en la frente y le ofrecí todo mi gran amor...
la coloqué en el centro de la fiesta
y fue la Reina indiscutible de ella;
y de mi humilde reino y yo fui su vasallo
en el centro de aquella hoguera azul.

Ayer bebí, y mientras me emborrachaba me olvidé de todo,
le di una patada al hombre y su sistema de formalismos;
caí despanzurrado en medio de mi cama
y miré por última vez en ese día al mundo
y sus complicaciones y abrí por último mis manos
que casi nunca tienen nada y allí seguía el corazón de mi amada...

RAFAEL CHACÓN

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