En la nostalgia de tus nubes grises,
voy a escribir mis sueños.
Que no llueva en tu pradera;
se me encoge el alma
cuando el rocío de tus ojos,
se anida en el doblez de mis honduras.
No quiero que tus labios, cenicientos
de besos sin memoria,
te arrojen a desiertos, calcinantes
con el sol del medio día.
Mudas serán tus agonías
si a tus pasos los domina el silencio,
consejero nefasto del sepulcro.
Hoy quiero ser tu sueño, tu presente
que trae aguas nuevas a tu río,
que cante cuando danzan sus cristales,
renaciendo a la luz de tu esperanza.
Raquel Alejo -Perú-
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