domingo, 16 de julio de 2017

TRADICIÓN Y PROTOCOLO EN LA MANTILLA NEGRA


Jueves Santo, medio día,
rosario de perlas negras
van salpicando Sevilla,
donde la mujer se integra
pregonando su belleza
luciendo peina y mantilla.
Todo aquel que la contemple
dirá: ¡Divina mujer!
No es monja ni misionera,
es dolor de primavera
que alardea de su fe.
Hoy de luto van las rosas
devotas a la oración:
se lucen así, ¡preciosas!,
porque eso complace a Dios.
Negro de seda el vestido
de terciopelo o muaré,
ajustado, no ceñido,
será de un solo color.
Mientras más liso, mejor,
ocultando las rodillas,
más largo que la mantilla.

No sorprender con las mangas,
modelo francés o largas.
Escote de barco o caja,
el pelo en un moño bajo
con la frente despejada,
broche y pendientes de plata.
Medias lisas, sin ramajes;
los guantes de fino encaje,
los zapatos, de salón;
altura: medio tacón.
Al ser vestido de luto,
de flores, ¡en absoluto!
El bolso tipo cartera,
bien en negro o de carey;
adornos, plata de ley,
el rosario, siempre dentro.
Lo extraerás en el templo.
El maquillaje, discreto;
rosa carmín en los labios,
mínima cruz en el cuello.
Peina y mantilla, el completo;
y el brazo de un caballero,
corbata y oscuro terno.

José M. Domínguez Portillo (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 33

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