jueves, 27 de julio de 2017

III


Aniquirona
Cuando bajo las escaleras de la casa
pienso que esta es otra forma de llegar a Schuaima
-el reino del gran más allá-
puede que descender
sea otra forma de ascenso.

Allí
al otro lado de este día
está el tren que debe transportarnos.

Llueve,
llueve
minutos
La carretera adversa,
va el camino
contragolpeando este chasquido de paisajes.

Por la ventana
el puente de los árboles
Una puerta
Un árbol de pájaros azules
El río de los caracoles
Todo se aglutina en torno nuestro
Sólo el tren va por el camino
Y con él
el canto distante de los rieles
la música de la calle
la voz contínua de la lluvia
una luz lejana que me llama.

¡Silencio, silencio!
Voy prendido al viento
floto
y me doy cuenta
que la muerte es música
Y a la muerte hay que escucharla
con los oídos despiertos.

Del libro La dulce Aniquirona de Winston Morales Chavarro -Colombia-
Publicado en Editorial Alebrijes

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