Ensombrece la vida
este desierto de palabras.
Noche ligada al silencio,
Signos esfumados.
Un masticar de palabras vanas
ahueca las horas en
ristras felices de la nada.
Nos captura la mano
un fantasma rutinario,
el viento en contra,
el río desbordado.
Boca de náufrago, la boca,
ahoga la palabra,
abuso de una espera acartonada
grita, llama.
Roen a las horas
relojes y oleadas clandestinas,
espuma sobre la piel contaminada.
¿Se abrirá la emoción,
descubrimiento
tallo de flor embravecida
ascendiendo hasta el cerebro?
Cruce de caminos.
Inspiramos
y la brújula perfecta
ya nos guía.
Arrebato de vueltas
de danza y pasos leves
avanzando.
Atisbo de la palabra.
Del libro Los indicios de
HAIDÉ DAIBAN -Argentina-
Publicado en Ágora 18
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