lunes, 24 de julio de 2017

CONFESIÓN


Por la corona que asumiste un día,
responsable también soy de su puesta,
sin olvidar que voy sumando en esta
airada vida la punción tardía.

Al ver la imagen la memoria mía
pone al tapete la nefasta orquesta
con que disipo en alocada fiesta
la mansedumbre que de ti venía.

Cuando me miras y en tus ojos fijo
esa esperanza que salvarme pueda
y me rescate al fin de este escondrijo,

quiero volver al dueño su moneda
de las treinta que hicieron crucifijo,
con el resto de amor que aún me queda.

 Del libro “PENSADOR FURTIVO”  de JERÓNIMO CASTILLO -Argentina-
Publicado en la revista Oriflama 30

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