Hay mentiras tan dulces
que la verdad ignoran.
Y no importa mentir.
Carmen Silva
Puedo ser tu anfitriona, respetable huésped,
agazapado desde hace tiempo en algún rincón.
Sé que eres y te siento clavado
en mi médula. Tu grito solitario
se hinca en la almohada de mis noches
y arrulla mi truncado gemido.
Me paraliza adonde quiera que voy.
Noto tu presencia. Vuelvo
la cara hacia una imagen incierta,
dibujada en cualquier parte
y siento tu aparente serenidad
vestida de disparate.
Carmen May -España-
Publicado en la revista Oriflama 30
No hay comentarios:
Publicar un comentario