jueves, 18 de mayo de 2017

ROZA EL NOCTURNO


"Roza el nocturno,
tiempo, piel, medida,
la mano no vacila,
y el mirar es de segundos.
Tiemblo de destreza,
que los labios recitan,
una cortina vuela al viento,
un vello que se eriza.
Es negra la noche,
tras el cristal el cielo palpita,
la almohada tienta el sueño,
las pieles no tienen prisa.
La vela con sus tumbos,
sombrea las sonrisas,
los dedos son marea,
que la tierna seda excita.
Tiene la blanca tela,
el calor de los cuerpos arropado,
las siluetas de costado,
son besar de luna llena.
Hay oleaje de mar,
salpicando espuma de besos,
hay alocado palpitar,
donde se acurrucan los deseos.
Roza el nocturno en levedad,
caricias que son aire y viento,
brisa en ciertos momentos,
abrazo que sabe volar.
Y cede la ansiedad,
y se calma el deseo,
y se vive el silencio,
y se ama en el soñar.
Que son tierra y mar,
agua y fiero fuego,
calma y tempestad,
y un mirar de amor sincero.
Porque son en su estar,
chispa de emociones,
voluptuosidad en jirones,
y almas en libertad.
Que hace de su entregar,
tiempo, piel y medida,
corazón que entrega vida,
y un cielo en cada mirar.
Roza el nocturno,
las desnudas siluetas,
que la vela hace coquetas,
y el abrazo, sencillamente volar."

Del libro "Sueños y otras intermitencias de Emilio Juan Gilabert Fernandez 

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