martes, 23 de mayo de 2017

CAMINO


El camino eran cuchillos atenazados
y yo un pájaro de algas y raíces.

El viento silueteó las fronteras,
las flores tenían rostro humano.

Hundido en mis pensamientos,
la imagen de un corazón de primavera

revoloteó inalcanzable por entre
cúmulos, cirros y pisadas.

Pensativo, alcancé una cueva
y escondido, imaginando un rostro

serio, pertinaz y responsable,
desanduve el camino

que ya no era de cuchillos,
solo flor, luz y olor.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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