Bajo el dominio luminoso del verano
la sombra de un árbol
late indecisa igual que nunca.
Heráclito solo tenía razón en parte:
todo fluye y esta sombra y este árbol y yo
no seremos los mismos
cuando la luna muestre sus obscenos dientes,
pero de un modo que rebasa explicaciones
alguien me reconoce y saluda
y pronuncia mi nombre
como si todo fuera en efecto natural.
De tripas corazón de
Rubén Hernández Hernández
Publicado en Ágora 17
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