Dicen que las tardes
son propicias
parecen estar hechas
para ellos
el brillo del sol
tras los visillos
irisando la piel
el gozo infinito
de ver juntos el atardecer
furtivos a esa hora
cuando los comercios
levantan las persianas
la llamarada del deseo
nublando sus ojos
los últimos besos
urgentes
casi robados al tiempo
con sabor a despedida
luego
cada uno por su lado
Y el amor flotando
como motas de polvo
suspendidas
en el aire.
Paco Mateos.
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