martes, 25 de abril de 2017

LA PACIENCIA Y LA HUMILDAD


Aquel día hacia un calor de injusticia,
Pedro salía del colegio con más hambre
que un caballo sin heno.
Llego abriendo la puerta de par en par,
y gritando que quería comer ya.
Su padre consolaba a su madre,
que estaba sumida en un mar de lágrimas,
"el preguntó" ¿quizás aquí hoy no se come?
y el padre entristecido por la situación,
lo miró a los ojos, y con humildad y resignación
le dijo, ¿hijo que no sabes lo que es la paciencia?
y el hijo le respondió, no padre, no sé de que me
estás hablando, solo sé que mi estómago suena
más que un tambor en feria, y el padre con humildad
y paciencia le respondió, hijo mío la paciencia es un don adquirido por los años, por los sufrimientos y desconsuelos que la vida nos va dando, el hijo,
quedaba perplejo, ¡pero no comprendo que tiene que ver eso conmigo! ¿acaso la paciencia me da de comer? "Y el padre le dijo" hijo no sabes lo que estás
diciendo, aún no has preguntado a tu madre porqué
llora, y tu insolencia es tal que no te mereces la comida, hoy irás a dormir sin cenar.
La ira del hijo no le hizo ni responder;
Al día siguiente, se levanto temprano y acercándose
a su padre le dijo, padre te pido perdón por mi insolencia, esta noche he recapacitado y me he dado
cuenta de lo que querías decir ayer,
La humildad es lo que engrandece al ser humano,
es la virtud que engendra la paz en nosotros, y la paciencia es el corazón dónde guardamos nuestros temores, y hacen que recapacitemos antes de hablar,
jamás olvidaré esta tremenda lección que me has dado, cogiendo a su madre por las manos, le pidió
perdón por la injusticia que cometió su corazón. Pedro, abrazando a sus padres con delicadeza bajo la cabeza con un gesto de humildad.
Aprendió que la vida está formada por momentos de amor de paciencia de humildad y perdón.
Cuándo estés pleno de esta sabiduría, sabrás entender cada paso que tu corazón da.

Olivia Cortes Rubio -Málaga-

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