martes, 28 de febrero de 2017

MARE NOSTRUM


Esa mañana
la amó
entre la llovizna,
recitando
un antiguo salmo marino.
La habitación como un
esqueleto sumergido
se llenó poco a poco
de misteriosos brillos.

Se fue como había venido.
Su destino marcado
en el azar de una carta.
El pesquero se astilló
en la tormenta.
A la playa volvieron
burbujas herrumbradas,
vacíos envases de tabaco.

Ella murmura
en el muelle.
Otra vez
las gaviotas
están regresando
demasiado tarde.

Del libro "Ceremonias" de Francisco Alberto Chiroleu  -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor

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