jueves, 23 de febrero de 2017

LA DEL ALBA ES, LA DEL ALBA...


No se duerma vuesa merced, no se duerma,
no se duerma y no nos finja que se ha muerto,
levante y desentristezca su figura,
no se duerma ni se rinda ante el desmayo,
que no vale, que no vale que se duerman
ni el ingenio atolondrado del sarmiento
ni la lunática cordura de la encina...
Ni la quimérica bondad de don Alonso
ni la alada libertad de don Quijote,
hijos de un algo forjado en sacrificio,
con ribetes de arrojo y nobleza desprendida.
No se duerma, que falta en el horizonte
su silueta destilada en sueños vivos.
Que nos falta quien espante los ejércitos
de borregos, gigantes viles y ciegos,
y molinos malandrines nigromantes;
quien blandiendo la firmeza de su brazo
nos deshaga los entuertos y proclame
la osadía de la conciencia recobrada.
Levántese y no se humille, porque el Cielo
le está esperando en la Tierra para alzarle,
que con vos nos reviva el tiempo de oro
en esta herrumbrosa edad de sangre vieja
que amamanta la carcoma en la virtud…
Se levante, se componga, se adeliñe,
vele, enarbole sus armas y cabalgue;
yo me ofrezco a ser sin sueldo su escudero;
porque no hay mayor locura para un hombre
que abandonarse a dormir sin más ni más
esperando como espera la del alba…

José Puerto Cuenca (Zambra, Córdoba)
Publicado en la revista Aldaba 32

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