lunes, 23 de enero de 2017

VI


Soledad que  abrazas con tu capa negra
                                llenas tu sonrisa en mis carnes.
Marcas tus señales en mi rostro
consumes mi tiempo cada amanecer
llegando el final de los días como un rastrojo

Dolores por los hijos en la lejanía
                                nada detiene los suspiros de la ausencia.
Un recuerdo pasea su osadía
marcando  aquellos  momentos
que tu vista  cerca los  tenías

Entre los recovecos  de la mente mis ilusiones
                                    en el camino quedaron marchitas.
Sonrisas  con piel tersa compartía
se oscurecía la mirada
cuando el amanecer dejo de traerla y puso apatía

Del libro Cantos del alma de José Romero Muñoz -Huelva-
Publicado en Acantilados de papel

No hay comentarios:

Publicar un comentario