viernes, 20 de enero de 2017

SE SUSPENDE LA FUNCIÓN


El teatro estaba lleno. Se habían vendido todas las entradas. En unos minutos se abriría el telón. Todo estaba preparado. Era el momento de mostrar el trabajo de cuatro meses. Todos estábamos muy nerviosos. Yo salía nada más abrirse el telón para dar la réplica a la protagonista que descansaba en un sofá.
Salí y empecé a hablar pero no era el texto correcto. Ella me miraba pero no sabía que decir. Yo hablaba y hablaba. Entre bambalinas el director gesticulaba intentando pararme pero yo seguía hablando. Mi compañera sacó un pañuelo y ocultó en él su cara. No sabía si levantarse y salir del escenario o continuar escuchando mi diálogo inconexo. Dos compañeros intentaron sacarme de escena pero no lo consiguieron. Me apuntaron el texto correcto pero no lo reconocí. Por fin ella se levantó y me sacó a empujones del escenario. ¿Y ahora qué? Había arruinado la representación. Sin mí era imposible seguir. Se cerró el telón y se dijo que durante una media hora se suspendía la representación por indisposición de uno de los actores.
Intentaron recuperarme pero en mi memoria no quedaba nada. El trabajo de cuatro meses había desaparecido. Ni leyendo el texto me volvieron los recuerdos.
Había que decidir. Dado mi estado el telón no se abriría más aquella noche. Un buen sueño, tal vez, me ayudaría a recuperar los recuerdos.

JOSÉ LUIS RUBIO

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