martes, 24 de enero de 2017

QUIMERA


Ella era distinta.
Lo era por su estampa
de gladiolo fresco
y azabachados ojos.
En su rítmico andar
de hembra que nutre.
En su mirada alegre, en el hablar pausado.
Era distinta.
Al alfombrar con besos a su amado,
en su apetito de cabalgadura.
En los sueños
y utopías que trenzaba.
No sé si la inventé o ella existió.
Pero acabó,
como toda quimera,
acabó.

Del libro En la redondez del tiempo de MIGUEL CRISPÍN SOTOMAYOR -Cuba-
Publicado en Editorial Alebrijes

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