domingo, 4 de diciembre de 2016

BALANCE DEL MILENIO


¿Qué nos quedó de Dios, este milenio?
un opaco camino, oscurecido
en múltiples momentos por el odio,
donde nos celebramos "casi" dioses
danzando en el desierto que creamos
resecando los humus y esperanzas.

La oscuridad cubrió nuestros poblados
y perdimos, de a poco, la memoria
del  "para qué vivir",  con qué sentido...
Time is gold., consigna despiadada
fue el nuevo Leviatán para los sordos,
pequeños hombrecillos sin mañana.

Es malo estar sin Dios, sin un abrigo,
sin siquiera un  gabán apolillado
con que cubrir la nieve del ateo.
Es malo no subir alguna altura,
una cuesta interior, insospechada,
un abrazo fraterno, distendido.

Es triste no advertir la maravilla
inmersa en la ternura o las esperas,
en el pasto otoñal o las auroras,
en el beso robado o los  ensueños,
saltar, plenos de amor, alguna cerca,
mojarse  con las gotas de rocío....

Bajo el gélido stress que nos recubre
el barco de la vida va encallando...
¿Con qué computadoras pulsaremos
teclados hacia el ser de cada uno?
¿En qué coche moderno, apoltronados,
encontraremos sendas hacia el Todo?

Hay un escape aún, recuerda, Hermano,
una puerta entreabierta hacia el Futuro.
Es un canto de fe que nos convoca
con total amplitud de trascendencia
¡Una espera sin límites que espera
a los pródigos Hijos del Retorno!

Irene Mercedes Aguirre -Argentina.
Publicado en Estrellas poéticas 59

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