lunes, 24 de octubre de 2016

VENENO


En esta vida llena de vaivenes del destino
encuentro, sin previo aviso, un alma en mi largo caminar.
Parece perdida, cansada, deshecha por el dolor, el pesar y el olvido
y por algún motivo que ignoro, en mis brazos la recojo sin dudar.

Liviana, pálida, se muestra reacia, pues sus heridas no han cicatrizado,
pero la sostengo y la miro a los ojos deseando su perjuicio descifrar.
No sonríe, está asustada y su espíritu de melancolía ha sido rociado,
aunque con cierto esfuerzo quiera su tristeza disfrazar.
Sus emociones son laberintos inexplicables,
sus gestos exponen soledad,
su sangre se derrama tras unos gemidos inefables
que me es imposible percibir con claridad.

La consuelo, la empapo de esperanza,
le acaricio el rostro, le doy palabras de ánimo y alabanza,
la adecento para que el extenso sendero pueda proseguir,
para que tenga una oportunidad más de vivir...

Y como una serpiente ve realizado su cometido;
se desprende de su humilde cuidador sin razón,
arrebatándole todo cuanto tiene; ese es su objetivo:
enseñar los colmillos e inyectar el veneno en su corazón...
 
Roto por la traición
me arrastro abatido,
pido auxilio, pero, incapaz, no expreso emoción,
sólo observo cómo ha sido cumplido la misión
de ese reptil, que deslizándose y sonriendo
me deja aquí, muriendo,
y, cuando pruebo a gritarle...¡demonios!, ya se ha ido...

CHIRS JIMÉNEZ -España-
Publicado en la revista Trinando 9

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