viernes, 28 de octubre de 2016

TU FRAGANCIA.


Soy un adicto muy fiel
a la divina fragancia,
que envuelve con elegancia
la suavidad de tu piel,
que como panal de miel
huele al néctar de las flores,
esparciendo sus olores
con tus neuronas sensuales,
siendo las dulces señales
que aumentan mis vigores.
Tu pelo, tu cara, manos,
hasta la piel de tus senos,
causan estos desenfrenos
de sentimientos malsanos,
es que tus bellos pubianos
de tu fragancia se adoban,
sabor y olor se engloban
en deseos no saciados,
saliendo unificados
pues mi voluntad se roban.
Tanta dulzura encerrada
en la dermis de tu piel,
hace que el bello clavel
para mí tenga guardada,
la fragancia imaginada
pues al olerte me pierdo,
si suavemente la muerdo
entonces es diferente,
y se hace más presente
ese olor en mi recuerdo.

Regino Mayedo

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