lunes, 26 de septiembre de 2016

ARS LONGA, VITA BREVIS


Hace falta mucho más que la pura piedad
para mirar serenamente el rostro
del que llamamos los demás.

Habría que soldarnos en el mismo vértigo
o gritarnos juntos hasta que los labios
se astillen de palabras nunca dichas.

Desde hace tiempo he aprendido
que el mínimo texto de un poema
no convierte a nadie
en el muchacho bueno de la historia.

RUBÉN  HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
Publicado en Ágora 15

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