viernes, 26 de agosto de 2016

UNA RAYUELA HERIDA


Cinco años, poco tiempo para mirar el mundo.
Pelotas y rayuelas se quedaron ancladas.
Con las alas cortadas asistí al sacrificio
en la pira que sabios y maestros urdieron.

Me asentaron las letras con regla de madera,
me ataron a un pupitre que añoraba la selva
y anudaron mis sueños a una cometa rota
que ya no forcejeaba con las nubes.

El catecismo, compendio para autómatas,
se amparaba en la inútil blancura de las monjas.
La imagen del demonio pobló mis pesadillas
y el mundo se volvió cuadriculado.

Jenny Londoño López -Ecuador-
Publicado en La Biblioteca

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