viernes, 26 de agosto de 2016

TRISTE


Sentado en un tronco
tomando la brisa,
está el hombre que llora
por un amor que se evapora.
Su lágrima seca
en una tela de fique,
su angustia no pasa
el corazón se le comprime.
El tiempo se agota
pues ella lo olvida.
En él, su recuerdo persiste,
todo es melancolía.
El hombre que llora
no tiene consuelo,
no tiene salida.
Respira profundo
y mira hacia el cielo,
rogándole ayuda.
Su mente embotada
soñando a que vuelva
con abrazos y besos
la mujer deseada.
Todo es mentira, mera ilusión,
con equipaje y amante, ella voló,
feliz en su mundo estará
y él aún la sigue llorando.

ROBERTO HERNANDEZ ZABALA -COLOMBIA-

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