jueves, 25 de agosto de 2016

ODISEO


Su regreso a Ítaca nunca sucedió,
todo fue un sueño.

Un sueño Escila y Caribdis, los lestrigones, el cíclope.
Un sueño el abrazo lisonjero de Circe.

Telémaco nunca fue en su busca,
ni Penélope envejeció esperándolo.

Herido de muerte por una flecha troyana,
Odiseo da en imaginar
que los Aqueos ganan la batalla,
y que si la vuelta a la patria
se retrasa, es por voluntad de los dioses
que le cubren el camino de dificultades.

En su delirio, ignora que nada
de lo que sucede es real,
y que aquellas aventuras que imagina,
dignas de un verdadero héroe,
son meras fantasías de un mortal común:

un astuto consejero del rey Agamenón,
que agoniza a las puertas de la ciudad.

Al atardecer recogen su cuerpo en una carreta
y, junto a los cientos de cadáveres
que apestan el lugar,
lo echan al fuego en una gran pira.

ELKIN RESTREPO -Colombia-
Publicado en Periódico de poesía 90

No hay comentarios:

Publicar un comentario